NÓMADAS DIGITALES: PRÓXIMO DESTINO, ESPACIOS COWORKING

Considerados como los nuevos unicornios blancos para cualquier ciudad que quiera situarse a la vanguardia mediática y de influencia, los llamados nómadas digitales han abierto un enorme espectro de posibilidades para impulsar las economías locales a múltiples niveles. No se trata sólo, por tanto, del dinero que estos viajeros errantes puedan dejarse allí donde van sino del empujón que proporcionan a nuevos y desafiantes modelos de negocio como los relacionados con el transporte, la restauración o el alojamiento. Y este precisamente de este último del que quiero hablar en este post.

Para quien no lo sepa, los nómadas digitales son profesionales autónomos y emprendedores especializados en nuevas tecnologías, diseño o marketing, y se caracterizan por trabajar desde cualquier lugar desde donde se puedan enganchar a internet. Sus estancias nunca son definitivas y en su constante trashumancia permanecen no demasiado tiempo en el mismo lugar.

Sus lugares de trabajo suelen ser bien espacios públicos o el propio establecimiento en el que se alojan. Llegados a este punto parece evidente que un nómada digital no desentonaría en un espacio coworking. Es más, parecen predestinados a entenderse.

De hecho, aquellas ciudades que intentan captar a estos mirlos blancos de los nuevos tiempos ofrecen incentivos para atraerlos. Por ejemplo, seduciéndolos con ayudas para que instalen allí su star-up o convenciéndolos de los beneficios de operar desde un lugar que potencia su creatividad y productividad. Incluso, hay quien plantea espacios mixtos donde trabajar y vivir una temporada.

Sea como sea, los espacios coworking no sólo son una herramienta de atracción que deberían usar las administraciones locales para captar a estos nómadas sino una oferta mas que apetecible para los emprendedores errantes. Una oficina portátil, barata, inspiradora y práctica. ¿Quién da más?